La irrupción nerviosa e irascible de Ricardo Colombi, que se explayó casi sin miramientos contra quien se le puso enfrente, originó la llamativa reacción de algún sector de la prensa que –con argumentos justos – despotricó contra el Primer Mandatario. Natalio Aides y su equipo, destratados a destajo por el mercedeño, tomaron rápidamente el guante e intentaron una especie de defensa corporativa. A decir verdad, todo fue tomado por el veterano periodista quien asumió el papel de conductor de grupo y respondió con vehemencia. Y lo trató de maleducado al ocupante del sillón de Ferré.
Vale la actitud, si se tiene en cuenta que vivimos en una sociedad con plenas libertades, donde nadie –por más investidura que lleve- puede desprestigiar sin límites a quien se le plazca.
Hasta ahí lo admitido, lo loable si se observa desde la defensa de un equipo de trabajo, de un grupo, o un sector.
Ahora bien, y vale la apreciación: ¿porqué no lo hicieron antes?, ¿nunca Colombi tuvo tanto destrato con la prensa?, ¿es la primera vez que actúa de esa manera ninguneando la profesión periodística?, y, ¿Ricardo es el primero que atenta contra los principios básicos de la libertad periodística?. O peor: ¿se aguantaban antes los embates porque había favores por recibir justificados en gruesas facturas de pautas?
Los medios que dirijo, desde Gestión Estratégica SRL, vienen siendo censurados, maltratados, vituperados y hasta amenazados desde el inicio de la gestión de los Colombi (léase Ricardo, Arturo, Ricardo). Nunca se recibió una mísera pauta que al menos equilibre lo entregado a otros medios amigos.
Y esa actitud –de discriminación absoluta- para nada se condijo con la tomada por los productos periodísticos a mi cargo: toda la actividad oficial del Gobierno de la Provincia, desde hace años, tiene y tendrá su espacio, siempre y cuando sean para informar y dar a conocer las cosas a la población en general.
Lo demás, el ramillete de nervios.
Los que callan por temor, y los que esconden por las dudas. Los que se enojan ahora y lo dicen, y los que viven enojados pero se callan.
Que pasa: ¿está nerviosa la prensa en Corrientes?. ¿No lo conocían? Chocolate por la noticia.