Fue la propia gente la que exigió su regreso, cuando Angelici quería renovarle a Falcioni. Pero a pesar del mal momento del equipo, los silencios o murmullos, el DT parece intocable para la tribuna. El termómetro del domingo será clave.
Es el entrenador más ganador de la historia del club, el que toda la cancha pidió que volviera y al que cada partido se aplaude cuando salta al campo, pero los resultados no lo acompañan. A otro los hinchas lo silbarían, pero él parece sagrado.
Boca hace mucho no sabe a qué juega. Tras el 19º puesto en el Torneo Final, los dirigentes trajeron los jugadores que pidió el DT, con estrellas como Gago, “Cata” Díaz y Gigliotti, y las ilusiones se renovaron para el Inicial pero el equipo no mejora y en sus primeras presentaciones mostró la misma imagen de antaño.
Ante Newell’s mostró algunos síntomas de recuperación pero los errores defensivos hicieron caer todo lo demás y el «Xeneize» perdió de local 3 a 2 ante el último campeón vigente.
A fines de 2012, la «Bombonera» silbó a Falcioni, le exigió al presidente Daniel Angelici que no le renovara el contrato y pidió por la vuelta de Carlos Bianchi, el técnico con el que Boca ganó todo.
Angelici escuchó el reclamo y cumplió. Sin embargo, el primer semestre fue decepcionante y en el arranque del segundo tramo de la temporada se mantuvo la tónica, y el hincha parece no soportar más la superioridad de sus rivales.
Pero el respeto por el entrenador y la estima por los logros conseguidos, impiden que haya críticas y reprobaciones a su tarea. Nunca las habrá. Parece imposible que en la «Bombonera» silben a Bianchi, la lealtad y la realidad entran en contradicción.
La hinchada que siempre alienta al equipo y trata de sacarlo adelante en los momentos más complicados de los partidos, está en la disyuntiva de darse cuenta que aquello por lo que respetan al DT ya dejó de ser.
Contra Newell’s hubo dos pasajes del segundo tiempo, sobre el final, en los cuales los murmullos invadieron la tribuna, seguidos del silencio de los cuatro costados cuando la derrota parecía inevitable pero nunca contra el «Virrey».
Bianchi es intocable en la cancha de Boca, pese a que sobre el césped el equipo no dé garantías y la desconfianza sea el sentimiento generalizado. Muchas de las decisiones del DT en otro serían duramente críticas y reprobadas.
Con Newell’s hubo momentos de desconcierto para los simpatizantes, en otros se chifló la actitud o el rendimiento de algún jugador, y Bianchi entró y se fue entre aplausos.
«El primer tiempo es para destacar, hicimos cosas interesantes. Se jugó mejor que contra Belgrano, pero las desanteciones nos cuestan el partido. Hay distracciones que las pagamos caro. Hay que mantener la concentración al máximo”, explicó el entrenador.
Si las cosas no mejoran, si Boca no es protagonista del campeonato –una obligación luego de varios semestres malos y con un plantel de lujo-, la posición del entrenador puede llegar a ponerse en duda pero no por pedido de los hinchas, que parecen dispuestos a soportarlo todo con él.